Hoy hablaremos de leyendas que circulan alrededor de una ciudad, historias que involucran lugares y hombres que probablemente pisaron las mismas calles que hoy ahora recorremos:
1. El Biscione:
También conocido como Víbora o Bissa, en dialecto milanés. Es emblema de la familia Visconti durante aproximadamente mil años. Recordemos que los Visconti gobernaron Milán que en esa época era una ciudad-estado, durante la Edad Media e inicios del Renacimiento, primero como Señores y luego como Duques. Se cuenta que en época medieval existía un dragón de nombre Tarantaso que vivía en una cueva cerca del lago Gerundo. El dragón se alimentaba de niños y decían que su aliento era la causa de la miseriosa fiebre amarilla. La leyenda narra que luego de muchos intentos fallidos para matar a la bestia, Uberto Visconti consigue la heróica empresa y para conmemorarla establece como emblema familiar al Biscione con un niño en la boca.
2. La columna del diablo:
Se trata de una columna romana erigida en la plaza de la Basílica de Sant'Ambrogio con dos hoyos que emanan permanentemente un fuerte olor a azufre. Según la leyenda, la plaza fue lugar de encuentro entre Sant'Ambrogio y Satanás. Cuentan que el santo empujó al diablo contra la columna y sus cuernos quedaron incrustados hasta el día siguiente que consiguió librarse y escapar. Según la tradición, si metes los dedos en los hoyuelos, te traerán suerte.
3. Fantasma de Bernarda Visconti:
Hay numerosas historias de fantasmas en Milán, pero aquella de Bernarda Visconti quizás sea una de las más perturbadoras por la muerte trágica que sufrió. Bernardina era hija ilegítima de Bernabó Visconti, fruto de una noche de pasión entre éste y una cortesana. Una joven y muy bella mujer que soñaba el amor verdadero y lo encontró en un cortesano, que compartía los mismos sentimientos. La joven Bernarda sin embargo fue obligada por su padre a casarse con un hombre que odiaba. Cuando el adulterio fue descubierto, el padre tomó la cruel decisión de encerrarla en una de las dos torres que sostenían a los arcos de Porta Nuova y la dejó ahí morir de hambre. Después de una larga agonía, Bernarda Visconti falleció el 4 de Octubre de 1376. Esas torres hoy en día no existen pero varios testigos afirman haber visto el fantasma de una jovencita de vestidos medievales pasearse en los patios del monasterio de Santa Radegonda y los arcos de Porta Nuova, en busca quizás de la paz que no tuvo en vida.